Ahora que entramos en el último año del Plan de Siete Años, la confianza en que se ganará la victoria y un sentir creciente de que se abre una nueva etapa en la marcha progresiva de la Fe deben despertar en todo corazón bahá'í sentimientos de gratitud y expectativa entusiasta. La victoria en el Plan esta ahora a la vista, y a su conclusión bien puede ser que la suma de sus logros nos asombre a todos. Pero el rasgo magno e histórico de este período es la emergencia de la Fe del desconocimiento, promovida por el firme heroísmo de la renombrada, infatigable y muy amada comunidad bahá'í de la tierra nativa de Bahá'u'lláh y el Báb.
Este cambio dramático en la posición de la Fe de Dios cambio que ocurre en momento tan caótico en la historia del mundo, cuando estadistas y líderes y gobernadores de instituciones humanas están atestiguando, con desesperanza creciente, la quiebra y total ineficacia de sus mejores esfuerzos por contener la marea de la perturbación nos impone a los bahá'ís la obligación de pensar de nuevo y reflexionar profundamente sobre el enunciado del Guardián de que "El principio de unidad de la humanidad pivote sobre el que giran todas las enseñanzas de Bahá'u'lláh ...implica un cambio orgánico en la estructura de la sociedad actual, un cambio que todavía el mundo no ha experimentado."
Indicios en el mundo no bahá'í de una comprensión que está creciendo rápidamente del hecho de que la humanidad realmente esta entrando en una nueva etapa de su evolución, nos presentan oportunidades sin precedente de demostrar que la comunidad mundial bahá'í es "no sólo el núcleo sino el modelo mismo" de esa sociedad mundial que Bahá'u'lláh establecerá y hacia la cual se esfuerza la humanidad hostigada, aunque sea mayormente de manera inconsciente.
Ha llegado el momento en que la comunidad bahá'í se debe involucrar más en la vida de la sociedad que la rodea, sin apoyar en el menor grado cualquiera de los conceptos moribundos y divisivos del mundo, ni aflojar sus esfuerzos por enseñar directamente, sino más bien por medio del asociarse con los demás, el ejercer su influencia hacia la unidad, el demostrar su habilidad de resolver diferencias por medio de la consulta en vez de la confrontación, violencia o cisma, y el declarar su fe en el propósito divino de la existencia humana.
La juventud bahá'í está aprovechando la designación por las Naciones Unidas de 1985 como el Año de la Juventud para lanzar su propia campaña de cooperación activa con otros grupos juveniles, compartiendo con ellos ideales bahá'ís y una visión de lo que piensan hacer del mundo. La comunidad bahá'í será sólidamente representada en el evento culminante de la Década de las Mujeres, de las Naciones Unidas, este mismo año. Se ha designado 1986 como el Año de la Paz, y la Fe distará mucho de permanecer callada o desapercibida con respecto a ese tema. En estos momentos la Casa de Justicia esta haciendo planes para presentar los conceptos bahá'ís sobre paz a los gobiernos y líderes del mundo y, mediante la comunidad mundial bahá'í, a sus autoridades nacionales y locales y a todas las secciones de la sociedad mundial diversa. Pero es en las comunidades locales bahá'ís que se puede presentar mas extensamente la Fe. Es aquí que puede verse el verdadero modelo de la vida bahá'í. Es aquí que puede ser aparente en máximo grado el poder de Bahá'u'lláh de organizar los asuntos humanos sobre una base de unidad espiritual. Toda Asamblea Espiritual Local que se esfuerza, unida, por crecer en madurez y eficiencia y que alienta su comunidad a cumplir con su destino como una piedra cimental del Orden Mundial de Bahá'u'lláh puede contribuir a una gran ola creciente de interés en la Causa de Dios como la única esperanza para la humanidad, y su eventual reconocimiento como tal.
Consideraciones tales como éstas ocupan ahora la seria atención de la Casa Universal de Justicia. De su implementación específica consistirá en gran parte el próximo Plan, que se iniciará inmediatamente después de la terminación del Plan actual y que durará seis años. Por ganar el Plan de Siete Años, por consolidar nuestras comunidades locales y, sobre todo, por fortalecer y profundizar nuestra comprensión del propósito de la Revelación de Bahá'u'lláh, estaremos preparándonos para jugar nuestro papel en la realización de esa transformación de la vida humana en este planeta que debe realizarse antes de que llegue a ser digno de recibir las dádivas y bendiciones del Reino de Dios mismo.
La Casa Universal de Justicia