Triunfos de significación inestimable para el desenvolvimiento de la Causa de Dios, muchos de los cuales como resultado directo del heroísmo constante de los amados persas ante las persecuciones salvajes de que han sido objeto, han caracterizado el año que ahora finaliza. El efecto de estos acontecimientos es ofrecer tales oportunidades de oro para la enseñanza y mayor proclamación como no pueden sino conducir a la conversión en gran escala y a un prestigio creciente, si son aprovechadas entusiasta y vigorosamente.
Progreso alentador en la construcción de los Mashriqú’l-Adhkar de la India y de Samoa Occidental, la apertura de la segunda radioemisora bahá’í de América Latina en el Perú, el establecimiento de la oficina europea de la Comunidad Internacional Bahá’í en Ginebra, adelantos constantes en la segunda fase del Plan de Siete Años, expansión alentadora en la educación bahá’í sistematizada de niños, sacrificio y una generosa efusión de fondos de parte de un número creciente de amigos, todo da testimonio de las abundantes confirmaciones con que Bahá’u’lláh recompensa los esfuerzos devotos de sus amados en todas partes del mundo. La atención mundial dada a la Fe en los medios informativos, que ha abierto de par en par las puertas de la proclamación masiva del Mensaje divino, y el trato amistoso que ha recibido en los concilios más elevados de la humanidad, con las acciones resultantes tomadas por gobiernos soberanos y autoridades internacionales, no tienen precedente en la historia bahá’í.
Todo esto, queridos amigos, es de buen augurio para el año venidero que ofrece la abundancia de eventos bahá’ís. El quincuagésimo aniversario del fallecimiento de la Más Sagrada Hoja conmemorado en las cinco conferencias internacionales y por la publicación de un libro, compilado en el Centro Mundial, que consta de textos que tratan sobre ella y una cien cartas que ella escribió; el traslado a la sede permanente de la Casa Universal de Justicia, que tendrá lugar en noviembre; el vigésimo quinto aniversario del fallecimiento de nuestro amado Guardián coincidirá con el punto medio del Plan de Siete Años; y el año terminará con la quinta Convención Internacional cuando lo miembros de asambleas espirituales nacionales de todo el mundo vendrán a Haifa para elegir a la Casa Universal de Justicia.
Las actividades distinguidas e inapreciables de las amadas Manos de la Causa son una fuente de orgullo y alegría para todo el mundo bahá’í. La Asunción de responsabilidades más amplias por parte de cada Cuerpo Continental de Consejeros resulta ser un éxito rotundo, y expresamos nuestro caluroso agradecimiento y aprecio al Centro Internacional de Enseñanza y a todos los Consejeros por la gran contribución que están haciendo, en una medida creciente, a la estabilidad y el desarrollo del orden mundial embrionario de Bahá’u’lláh.
En cuanto a la juventud bahá’í, herederos de los primeros creyentes heroicos y que ahora se hallan apoyados sobre los hombros de éstos, les llamamos a redoblar sus esfuerzos, en este día de interés muy difundido en la Causa de Dios, por entusiasmar a sus contemporáneos con el Mensaje Divino y prepararse de esta manera para el día en que ellos mismos serán creyentes veteranos capaces de llevar sobre sí cualesquiera tareas que les sean encomendadas. Les ofrecemos este pasaje de la Pluma de Bahá’u’lláh:
“Bendito aquel que en la flor de su juventud y en el apogeo de su vigor se levante para servir a la Causa del Señor del comiendo y del fin, y adorne su corazón con el amor a Él. La manifestación de tal gracia es mayor que la creación de los cielos y de la tierra. Benditos los constantes y dichosos los que son firmes”.
El sol amaneciente de la revelación de Bahá’u’lláh está afectando de forma visible al mundo y a la propia comunidad bahá’í. Oportunidades de enseñar soñadas durante muchos años, acompañadas de confirmaciones que descienden como una lluvia, ahora en cantidades siempre crecientes, desafían a todo creyente individual, a toda asamblea espiritual local y nacional. Las semillas potentes sembradas por ‘Abdu’l-Bahá comienzan a germinar dentro del Orden divinamente revelado que fue explicado y firmemente establecido por el amado Guardián. La humanidad está siendo golpeada casi hasta la postración, está aturdida y sin pastor, hambrienta del pan de la vida. Este es nuestro día de servicio; tenemos esa comida celestial para ofrecerles. Los pueblos están desilusionados con teorías políticas, sistemas y órdenes sociales todos deficientes; anhelan, consciente o inconscientemente, el amor de Dios y a la reunión con Él. Nuestra respuesta a este desafío creciente debe ser una gran oleada de enseñanza eficaz, que imparta el fuego divino que Bahá’u’lláh ha prendido en nuestros corazones, hasta que una conflagración que resulte de millones de almas encendidas con el amor por Él dé testimonio de que el Día por el que las Principales Luminarias de nuestra Fe oraron tan ardientemente, ha amanecido por fin.
La Casa Universal de Justicia