¡Oh Dios, mi Dios! Esta Tu sierva Te invoca, confiando en Ti, volviendo el rostro hacia Ti, implorando que derrames Tus dones celestiales sobre ella, le reveles Tus misterios espirituales y viertas sobre ella las luces de Tu Divinidad.
¡Oh mi Señor! Haz que los ojos de mi marido vean. Alegra su corazón con la luz de Tu conocimiento, atrae su mente hacia Tu radiante belleza, regocija su espíritu mediante la revelación de Tus esplendores manifiestos.
¡Oh mi Señor! Retira el velo que cubre su vista. Haz que desciendan sobre él Tus abundantes dádivas, embriágale con el vino del amor por Ti, haz de él uno de Tus ángeles cuyos pies caminan sobre esta tierra al tiempo que sus almas vuelan por las alturas celestiales. Haz que se convierta en una lámpara brillante que resplandece con la luz de Tu sabiduría en medio de Tu pueblo.
Verdaderamente, Tú eres el Preciado, el Eterno Donador, el Munífico.
-`Abdu'l-Bahá